¡Todo baja, nada sube! Posibles Estrategias para tirar para arriba los ascensores.
Por: Paz Undurraga
Indefinición de responsabilidades, deficiente coordinación y falta de atribuciones para su administración1; agravado por intentos de recuperación fallidos que repercute en falta de un servicio de transporte público para la movilidad de vecinos, dan cuenta de la necesidad de un plan correctivo para el funcionamiento del sistema de Ascensores de Valparaíso; situación reconocida por UNESCO2, que recomendó, en el corto plazo, su rehabilitación y puesta en operación.
Lo primordial, creo, es involucrar al Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT), vía su División de Transporte Publico Regional (DTPR) y su Secretaría de Planificación de Transporte (SECTRA); cuya trayectoria, competencias y atribuciones podrían garantizar la anhelada operatividad; insertándolos en la Estrategia Nacional de Movilidad Sostenible (ENMS), integrándolos al sistema de transporte metropolitano (TMV)3, definiendo figura de administración idónea, distinta a las actuales (municipio y GORE), con experiencia comprobada en el rubro (como MERVAL) y gestionando recursos de Ley Espejo.
Esto debería lograrse por instrucción presidencial, involucrar al MTT y su ENMS puede movilizar recursos políticos, técnicos y sociales, debido a su enfoque principal en innovación, y sus objetivos de cambios estratégicos en la gestión del transporte público. Ineludibles avances que pueden considerar como base experiencias a nivel local, como las recientes acciones que permitieron la continuidad de Trolebuses patrimoniales4 y/o buscar colaboración internacional enmarcada en tratados bilaterales5 para revisión y análisis de experiencias internacionales asimilables; como, por ejemplo, la gestión de la Azienda Mobilità e Trasporti (AMT) de Génova y/o la de la Empresa Estatal de Transporte por cable que opera Mi teleférico en La Paz.
La sostenibilidad y estabilidad de su operación requiere fortalecer e incrementar las capacidades de los intervinientes, movilizando colaboraciones con foco en la experiencia internacional; estudiando y difundiendo ejemplos demostrativos referenciales para visibilizar soluciones viables. Será necesario mapear y contactar red de empresas prestadoras de servicios e insumos para su reparación y mantención que cuenten con sus certificaciones6., atrayendo su participación para el entorno de negocios, como habilitar capacidades en recursos humanos locales, motivando a instituciones de formación técnica; y finalmente generar instancias de aprendizaje respecto de impactos generados por estrategias similares. En vista a la necesaria accesibilidad universal7, será indispensable revisar y/o adaptar los criterios de intervención para equilibrar la funcionalidad (técnica) y lo patrimonial (valores culturales). Indispensable será contar con mecanismos de gobernanza, con información oportuna y participación comunitaria activa y formalizada.
Dado el impacto territorial del sistema, a nivel comunal habría que definir un plan de intervención, agrupando ascensores según requerimientos, con una distribución territorial que abarque el sistema completo y no individualidades, priorizando dar solución a la necesaria movilidad de vecinos/as. Junto a ello, el mejoramiento urbano de sectores aledaños a las estaciones, con criterios técnicos y que fortalezcan las funciones tradicionales manejando anticipadamente efectos indeseados de la recuperación, como posibles plusvalías que detonen niveles indeseados de gentrificación. Importante será transmitir oportunamente los resguardos a tener en consideración en los distintos barrios.
Confío en que la existencia de un enfoque estratégico, con financiamiento y apoyo estatal, puede entregar certezas para un adecuado funcionamiento y gestión de los ascensores porteños. Sin embargo, dada la experiencia y convicción de que es mejor prevenir que lamentar, advierto que siempre se corre el riesgo de un uso político del proceso, dada la envergadura y visibilidad, por lo cual: ¡que el foco esté en tirar para arriba, los ascensores!