Valparaíso: capital de las Ciudades Pendientes
Por: Francisco Vergara Vallejos
Una de las características principales de Valparaíso es que nunca fue fundada como ciudad y, de hecho, esto mismo lleva a que su ocupación carezca de una planificación inicial. Esto, junto con su geografía, contribuyen a que recorrer sus calles se transforme en toda una experiencia, permitiendo encontrar al caminante los cruces de cerros y calles en una forma particularmente desordenada, siguiendo las rutas en que anteriormente se recorrían, por donde el tiempo colocó casas, barrios y otros elementos que el mismo paso de los años ha modificado según las necesidades de cada espacio.
El carácter único de Valparaíso es una maravilla para el turista, sin embargo, para el habitante se transforma en un discurso emotivo que, en el día a día se desvanece mientras ve sus necesidades como un listado de pendientes en la planificación urbana. Porque sí, ahora Valparaíso es una ciudad que se planifica, pero se planifica desde lo que hay porque es claro que no se puede borrar lo existente y partir desde cero y esto, naturalmente, genera una deuda histórica entre los planificadores y los habitantes. Qué sentido debe tener cada calle, o cómo se logra una buena conexión entre cerro y plan, son cuestionamientos históricos con múltiples soluciones, donde lo mejor parece ser la lógica de la ensayo y error, mientras los nuevos tiempos agregan un cuestionamiento muy relevante: ¿cómo se logra la sostenibilidad en una ciudad con pendientes y caos?
De lo anterior, la Ciudad Pendiente se define como aquella que se emplaza en espacios geográficos complejos y cuya deuda histórica en la planificación de la movilidad urbana impide que se pueda pensar de forma fructífera en soluciones para movilidad sostenible.
Con estos nuevos ojos y la historia porteña, es fácil recordar el ensayo de los ascensores de Valparaíso como una innovación en la movilidad vertical, pero pese a haber tenido éxito, el cambio en los intereses políticos y económicos permitieron la decadencia de este modo de transporte sostenible. De la misma forma, la centralización en Chile borró de la historia al trolebús como transporte público eléctrico realmente sostenible y aún vigente, vendiendo a un público capitalino el sistema actual como el primer transporte público eléctrico en Latinoamérica.
En este contexto, se presenta el símbolo del transporte sostenible en el mundo: la bicicleta.
¿Es posible pedalear en Valparaíso? La respuesta es clara: se puede y se hace, sin embargo, ha costado algunos años desmentir el mito de que la ciudad en pendiente no es pedaleable. En 2015, la idea era concebida como una locura para deportistas activos y jóvenes con mucho tiempo libre, pero la sociedad civil, junto con la ciudadanía consciente, han demostrado que Valparaíso es una ciudad pedaleable, mas no es cicloamigable.
En marzo de 2025, se inaugura oficialmente un proyecto levantado por la sociedad civil a través de Andes Chile ONG y ejecutado por la Municipalidad de la comuna porteña, denominado Valparaíso Cicloamigable (https://cicloamigable.cl), que consiste en un conjunto de señaléticas que indican toda Avenida Alemania y Camino Cintura como espacios compartidos entre los vehículos motorizados y las bicicletas, reconociendo la cota 100 de la ciudad como un espacio pedaleable.
Aún así, la ciudad está al debe con la infraestructura para la movilidad sostenible y, en particular, para permitir abiertamente el uso de la bicicleta, por lo cual Cicloamigable no es solo un proyecto puntual en conjunto con la municipalidad, sino una forma de imaginar Valparaíso como un espacio de convergencia en que la movilidad sostenible sea más que ascensores escasos y trolebuses invisibles, sino más bien permita la sana coexistencia entre los distintos intereses y enfoques de la ciudad a la hora de desplazarse y vivir a través de esta.