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Sebastian Ibacache Guajardo

Valparaíso: Un Espacio Público cuesta arriba.

Por: Sebastian Ibacache Guajardo

Valparaíso, como capital regional y ciudad patrimonial, enfrenta a tiempo completo
el enorme desafío de lograr tener un espacio público limpio, seguro y digno para
sus habitantes y visitantes. Aunque esfuerzos recientes como la renovación en el
Mercado Cardonal encienden una luz de esperanza, surge la pregunta inevitable:
¿cómo replicar este éxito en los numerosos barrios porteños con recursos
notoriamente limitados?

Para impulsar esta necesaria transformación, la solución no es única, sino una
colaboración coordinada. Aquí algunos apuntes clave:

1. Potenciar el Trabajo Comunitario como Eje Central El diagnóstico es claro: escasez de personal y de recursos. Por ello, la estrategia más inteligente es racionalizar y maximizar el apoyo a las iniciativas ciudadanas que ya están en marcha. Agrupaciones como "Quebrada Los Lúcumos"; “La Ventisqueriana” o "Salvemos Las Torpederas"; en Playa Ancha; "Parque Cabritería" en Placeres o “Parque Cintura” en Cordillera fueron fiel estimonio que los vecinos, con esfuerzo y dedicación, pueden recuperar y gestionar espacios que la acción municipal no alcanza por cuenta propia, logrando resultados notables.

2. Ampliar la Acción del Estado más allá del Municipio El ejemplo de Playa
Ancha, del que he sido testigo, con el apoyo sostenido de su universidad pública
homónima, demuestra un camino virtuoso. La academia puede aportar
conocimiento, formar dirigentes y facilitar espacios, generando un impacto positivo
que el municipio por sí solo no puede costear. La buena noticia es que la ciudad
cuenta con numerosas casas de estudio que podrían replicar este modelo de
colaboración, convirtiéndose en aliados estratégicos para sus comunidades
cercanas.

3. Establecer las Bases: Infraestructura y Comunicación El invaluable esfuerzo
ciudadano debe ser correspondido con una gestión básica eficiente. De nada sirve
limpiar un cerro si no hay dónde depositar la basura (real) Por esto, es
fundamental un plan de nueva infraestructura y mantención de la actual,
comenzando por algo tan elemental como instalar y reponer basureros, y
calendarizar e informar de forma abierta los contenedores de basura de mayor
volumen, algo que muchas veces es un misterio. El no saber donde llevar
escombros, sumado a escasa infraestructura de basuras es un silencioso incentivo
a microbasurales en quebradas con mayores espacios deshabitados.

4. Ocupar los espacios. Es crucial también ampliar y mejorar la comunicación.
Se debe impulsar un calendario unificado de actividades barriales (limpieza,
pintura, jardinería, culturas) para coordinar esfuerzos, potenciar su impacto y evitar
que las buenas iniciativas se canibalicen entre sí. Un espacio donde hay presencia
regular de vecinos, hay actividad y por ende hay cuidado. Un espacio abandonado
da lugar al desarraigo y a abandonar esfuerzos.

5. Colaboración público-privada. Existen numerosos actores de la sociedad que
si bien no forman parte del aparato estatal, pueden y de seguro podrían sumarse
al cuidado de la ciudad. Desde prestadores de servicio en el turismo,
Comunidades de residentes (condóminos, edificios); Clubes deportivos,
empresarios, y comunidades escolares fuera del arco público, donde existen
iniciativas que pueden tener efecto onda expansiva al trabajar en sinergia.

6. Acción educadora. Insistir por todas las vías posibles para mostrar y enseñar a
los vecinos lo que significa un espacio limpio, ordenado y cuidado desde la
práctica. Aquí se mencionaron algunos ejemplos. No se trata de pulcritud
meramente estética, se trata de reforzar una ética ciudadana que nos lleve a
cuidar la ciudad en conjunto. Y mantener la llama de la esperanza, porque
Valparaíso sabe de eso, por algo tiene un cerro con ese nombre.

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